
En una noche de caos político en Argentina, el gobierno de Javier Milei enfrenta una crisis sin precedentes tras la renuncia de dos ministros clave: Guillermo Francos, jefe de gabinete, y Lisandro Catalán, ministro del Interior. La situación se desató en medio de una cena en Olivos, donde Milei se reunió con Mauricio Macri. La renuncia de Francos se produjo apenas 45 minutos después de su llegada, lo que desató un torrente de especulaciones sobre la inestabilidad interna del gobierno.
Francos, quien había sido una figura central en la administración de Milei, decidió dimitir ante la presión de los gobernadores, quienes habían expresado su desconfianza hacia su liderazgo. La falta de un interlocutor confiable ha dejado al gobierno en una posición vulnerable, justo después de haber ganado las elecciones con un contundente 40% de los votos. La incertidumbre se intensifica con el futuro del Ministerio del Interior, que podría recaer en Santiago Caputo, quien busca convertirse en un superministro con amplios poderes.
La situación es crítica y refleja una profunda división dentro del gabinete, donde Milei parece perder el control. La falta de lealtad y la lucha por el poder están a la vista, y la renuncia de Francos podría ser solo el comienzo de una serie de cambios tumultuosos. Mientras tanto, el país observa con inquietud cómo se desarrolla esta crisis política, que amenaza con desestabilizar aún más a un gobierno que apenas comienza su mandato. La próxima jugada de Milei será crucial para determinar el rumbo de su administración y la confianza del electorado.