Los arqueólogos se encuentran en una situación desconcertante cuando se topan con el lugar de enterramiento de una mujer noble, colocada junto a su presunto marido. Lo que añade una capa de misterio a este descubrimiento es la ausencia de la parte superior de su cráneo, lo que deja a los investigadores intrigados y buscando respuestas.
El esqueleto femenino, que medía poco más de 5 pies de altura, fue encontrado acostado boca arriba junto al esqueleto de su marido, sin sus huesos faciales.
Su esqueleto, que era un poco más alto, todavía tenía huesos faciales identificables.
Los arqueólogos todavía están tratando de descubrir qué sucedió exactamente con la pareja muerta hace mucho tiempo, que fue encontrada en el antiguo palacio real de Helfta en Eisleben, en el estado alemán de Sajonia.
Actualmente no se sabe si murieron juntos o por separado, ni por qué faltan los huesos faciales de la esposa.
Se cree que la pareja era extremadamente rica cuando estaban vivas.
Los arqueólogos dijeron al periódico alemán Bild que era probable que el marido fuera algún tipo de dignatario.
«Le encontraron, entre otras cosas, un cuchillo, un cinturón y accesorios para el llamado bastón oficial, como el que llevan los generales. Esto se considera un atavío de dignatario», afirmó el arqueólogo Felix Biermann de la Oficina Estatal de Conservación de Monumentos y Arqueología del Estado de Sajonia-Anhalt.
Pero el equipo científico dijo que la mujer fue enterrada inusualmente sin posesiones.
Biermann dijo que pudo haber deseado deliberadamente no ser enterrada con ninguna posesión.
‘El hecho de que no hubiera nada con ella es muy inusual. Quizás ella ya era cristiana, pero el hombre era aún más tradicional. En el cristianismo se evitaban este tipo de añadidos.’
Los huesos de la pareja ahora están siendo examinados en un laboratorio para determinar cómo murieron.
En 2020, investigadores alemanes encontraron los restos de una mujer de 4.500 años de antigüedad enterrados en una tumba sencilla pero hecha con “amor”.
El descubrimiento fue realizado por Philipp Roskoschinski y un equipo de arqueólogos de la firma Archaeros durante una excavación en Uckermark, un condado rural a unos 60 kilómetros al noreste de Berlín.
Aunque la tumba en sí era humilde, la postura y la posición de la mujer indican una posible conexión con otras prácticas funerarias antiguas vistas en lugares tan lejanos como Escocia.