Este verano se ha excavado una tumba incrustada en la roca junto a la entrada principal de la Ermita de San Tirso y San Bernabé situada en el conjunto kárstico de Ojo Guareña (Merindad de Sotoscueva, Burgos); su estructura de losas sostiene el esqueleto de un individuo adulto en posición supina, con la cabeza hacia el oeste, encajado entre dos pequeños bloques de piedra caliza.
Esta excavación fue motivada por las nuevas cronologías que ofrece el proyecto de datación del Patrimonio Cultural Complejo Kárstico Ojo Guareña (2017-2021). Una de las fechas obtenidas en 2020 evidencia una cronología del período hispanovisigodo relacionada con la transición entre finales del siglo VII y principios del VIII, mientras que los restos humanos del nivel inferior se asocian a una fase de transición entre finales del el siglo VIII y principios del IX, en la Alta Edad Media.
“En ambos casos, estos hacen retroceder varios siglos los indicios conocidos para fechar el inicio del culto cristiano en este emblemático lugar”, afirma Ana Isabel Ortega, arqueóloga adscrita a la Fundación Atapuerca y al Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH ) .
Los estudios antropológicos, especialmente los análisis de isótopos estables de hidrógeno, carbono y estroncio, junto con la datación de los restos, nos ofrecen una idea de la vida de este personaje, que podría haber estado asociado con los primeros ermitaños que buscaron refugio en este entorno idílico donde pudieron vivir aislados, durante siglos de gran turbulencia ligados a la llegada de los árabes, como ocurrió en otros lugares cercanos al curso alto del río Ebro y sus afluentes en el sur de la provincia de Cantabria, el norte de Burgos, Álava y La Rioja.
Además de Ortega, el equipo de excavación estuvo formado por Pilar Fernández, Sofía de León y Raquel Lorenzo, restauradoras de Unicef, y Miguel Ángel Martín. Los otros colaboradores fueron Aitor Fernández, empleado del Ayuntamiento de Merindad de Sotoscueva, así como Clara López, Alberto Gómez y Eduardo Sainz Maza, guías de la Cueva de San Bernabé. Josu Riezu y Txus Riezu también brindaron su apoyo.
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Una vez concluida la excavación y recuperados los restos humanos, estos serán consolidados y restaurados en el CENIEH. Posteriormente serán sometidos a estudios de datación, morfométricos y paleopatológicos, mientras que Ana Belén Marín y Borja González, investigadores del Grupo de I+D+i EvoAdapta de la Universidad de Cantabria, participarán en estudios isotópicos.
Centro del cristianismo
La Cueva de San Bernabé se convirtió en un epicentro del cristianismo durante la Alta Edad Media como centro religioso y de peregrinación, con la fundación de una iglesia dedicada a San Tirso y San Bernabé en un proceso de apropiación del antiguo santuario pagano del enclave kárstico de cuevas de Ojo Guareña. , íntimamente ligado al proceso que dio origen al Reino de Castilla.